“Este acuerdo no es solo una oportunidad económica, es una necesidad política”. En una sola frase sin más detalles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dejó caer este viernes el motivo por el que Bruselas ha forzado la firma del Acuerdo entre la UE y Mercosur, pese a la gran resistencia francesa, y también las grandes diferencias que median entre aquel primer intento de cerrar el pacto, en 2019, y este de 2024. Son unas diferencias que no hay que buscar en los matices introducidos en el texto en esta edición. Están fuera de él: tres guerras abiertas en la vecindad europea (en la última semana se ha sumado el conflicto civil sirio), un vínculo mucho más estrecho entre Rusia y China, un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca con todavía menos complejos, barreras comerciales que se levantan por doquier y dos bloques económicos (el europeo y el latinoamericano) abocados a una especie de diván de psicoanálisis político por sus propios problemas internos.