Rocío Huerta, la fundadora de El Tintero, creció rodeada de los útiles de encuadernación con los que trabajaba su madre y que, probablemente, marcaron su vena creativa. Esta abogada de formación y periodista de profesión, en momentos bajos de su vida laboral, decidió dar otro rumbo a su vida. Comenzó un curso básico de caligrafía, que, según sus palabras, la dejó pillada. Completó su formación con maestros profesionales, mientras fantaseaba con sus compañeras de trabajo en convertir la caligrafía en su nueva profesión. “Comencé haciendo invitaciones de boda para amigos. Luego hice las de la mía y a partir de ahí todo fue un correr la voz”. En 2017 cambió definitivamente el ordenador por la plumilla y la tinta. Desde entonces dedica su vida profesional a la caligrafía, un arte que parece parado en el tiempo y para el que, en su opinión, se necesita paciencia y ganas.