
Los Aga Khan son una suerte de reyes sin territorio. Gobiernan a la vez una comunidad espiritual, la corriente musulmana ismaelita y una gigantesca corporación económica con negocios por todo el mundo, que les convierten en una de las grandes fortunas. La sucesión siempre se ha subrayado con la pompa de la realeza allá donde se haya celebrado. Eso se ha roto la mañana de este martes en Lisboa con la entronización del príncipe Rahim, de 53 años, como el Aga Khan V. El 50º imam de los ismaelitas ha preferido un rito discreto y sobrio, en el que se ha dirigido por primera vez a su comunidad de 15 millones de fieles.