El flechazo del británico Steven Najda con la localidad gaditana de Arcos de la Frontera fue inmediato. Llegó en los previos de la Semana Santa de 2019 a visitar a unos amigos mientras se recuperaba de un derrame cerebral y se enamoró del bello pueblo blanco, sus empinadas calles y “su ambiente”, según relata. En medio de ese romance, se topó con un cartel de “Se vende” colgado de uno de sus monumentos civiles más destacados, la Casa del Conde del Águila, un edificio del siglo XIII que se decidió a comprar. Pero el sueño andaluz de Najda se esfumó poco tiempo después cuando se encontró con un extraño en su cocina. Resultó que había comprado una parte de la finca y que justo esa estancia y el patio eran compartidos con otros vecinos.