Checo Pérez navega en las aguas de la desesperación, de la impotencia. El mexicano ha sumado un domingo de terror absoluto. Una mala maniobra o un mal pestañeo llevaron a Pérez a perder una gran oportunidad para remontar en la temporada, ahora en el Gran Premio de Qatar. Era quinto lugar, en una posición ideal para sumar puntos. Durante el coche de seguridad, donde los autos más veloces del mundo tienen que aminorar la marcha, el de Guadalajara perdió el control del volante y terminó con un trompo que le hizo caer en la grava. Este error, cargado de presiones y críticas durante todo el año, le lleva a una situación delicada que se tendrá que resolver en los despachos de Red Bull para determinar si le mantienen el siguiente año o si le sustituyen. El futuro ya no depende de sí mismo.