
Nada le dura demasiado al Real Madrid. Lleva cuatro meses buscando vías para escapar de la bruma y cuando algún jugador enciende una antorcha cae y desaparece. En Girona, Bellingham volvió a poner los focos, iluminó la ruta por la que su equipo salió de las celadas del Girona, marcó por quinto partido consecutivo después de los 11 de sequía inicial en la Liga y cayó lesionado. Uno más, después de Rodrygo horas antes del encuentro, poco antes de perder también a Mendy. Pero hasta que se sentó en la hierba tocándose el muslo izquierdo, el inglés impulsó al Madrid y a su estela asomó lo que podría ser el despertar de Mbappé. El francés se reencontró con el gol después de insistir y, después de perder en Bilbao, el Real aprovechó el desliz del Barça en el Benito Villamarín para colocarse a solo dos puntos con un partido menos.