El Gobierno de Francia se asoma al abismo de nuevo si la izquierda y la ultraderecha deciden cumplir su amenaza de presentar y votar conjuntamente una moción de censura la próxima semana. La decisión se tomará en función del contenido de los presupuestos, anuncia la oposición, y, sobre todo, del método escogido para aprobarlos. Si el primer ministro, Michel Barnier, opta por echar mano del artículo 49.3 de la Constitución y hacerlo por decreto (él mismo ha dicho que es “probable”), la coalición de izquierdas presentará la moción y el Reagrupamiento Nacional (RN) la votará. El Ejecutivo, consciente de que la amenaza se ha vuelto en las últimas horas cada vez más real, busca in extremis una solución y ha comenzado por renunciar a la subida del precio de la luz que incomodaba a la ultraderecha.