
Sin la espera y la sorpresa no sería lo mismo. Sobre las cuatro de la tarde llega el camión de reparto y al instante Eva Fuente manda un mensaje por su grupo de difusión. Media hora más tarde, hay una cola que da la vuelta a la manzana para entrar en su tienda y agotar el stock. Los causantes de este furor se llaman Sonny Angels: miden apenas unos centímetros, tienen cuerpos de bebé hechos de puro plástico y viajan en pequeñas cajas cerradas desde Japón. Fuente tiene una de las 22 tiendas en España que vende los muñequitos oficiales, pero en torno al original se abre un mundo de réplicas baratas y reventas desorbitadas que empieza a plagar las ciudades de adorables personajitos.
Bebes centenarios
La ilustradora Rose O’ Neill ideó en 1909 a estos angelitos. Se llamaban Kewpie y sus viñetas en una revista femenina fueron un éxito instantáneo. No solo comercial. Con sus dibujos, O’Neill apoyó causas como el sufragio femenino. A partir los años veinte se empezaron a fabricar los muñecos: fue entonces cuando el diseño viajó a Japón de la mano de un empresario que utilizó el icono para su marca de mayonesa. Más de ocho décadas después, en 2004, Toru Soeya lanzó los Sonny Angels. Inspirados en el Kewpie original, se presentaban en formato diminuto y coleccionable. Sin embargo, no fue hasta el auge de TikTok en 2023 cuando estos querubines volvieron a Occidente enganchados a los móviles de influencers y celebrities como Rosalía o Victoria Beckam.